Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

martes, 31 de enero de 2017

Marta era su nombre

Marta era su nombre
A Marta Ugarte,
A Don Neftalí y en su nombre
a todos los compañeros de la Exequiel



Era profesora
Marta era su nombre,
yo tenía 10 años
y nunca supe de su historia
hasta que llegué a esa pequeña célula
de la vieja población obrera.
Ese era su nombre
y bajo Marta Ugarte nos juntábamos
a luchar, a organizar
con los viejos y queridos compañeros,
de esos días siempre me acuerdo
de la tarde de verano de mi juramento
los sandwich de jamonada
entre las máquinas de coser
y las pausadas palabras de Don Neftalí.
Bajo el nombre de Marta Ugarte
nos juntábamos
te repito, era profesora
y fue la primera y la única
que el mar
el triste mar de esos días aciagos
el negro mar de esas noches tristes
devolvió a sus costas.
Mar justiciero y bonachón
Mar del lado de los pobres
y de los valientes de siempre.
Marta, nuestra profesora
la misma que nos enseño las tablas
o a lavarnos las manos
o a leer a Oscar Castro
en los libros de la escuela,
¿Te acuerdas?
Marta la primera
la única devuelta
por nuestro mar
a favor de los humanos.
Fue encontrada semidesnuda
y dentro de un saco
amarrado a su cuello
con un alambre.
Ese mar que ahora
tranquilo nos baña
la devolvió lejos de su casa
allá en Los Molles
en la playa la Ballena.
Marta Ugarte,
la conocí por la Exequiel
cuando bajo su nombre nos juntábamos
a luchar, a organizar, a soñar nuevamente
con los viejos y queridos compañeros.

De Fesal Chain,
en https://poesiaparaalentarcoraje.blogspot.com.ar/2009/08/tres-cantos-nuestros-detenidos.html ((11/1/17).

domingo, 29 de enero de 2017

Romance para las doce menos cuarto

Romance para las doce menos cuarto

(Nochevieja en la cárcel)

Camaradas, a las doce,
todos los pulsos en hora;
que suenen como campanas,
en una campana sola;
que fundan los corazones
en un Corazón y todas
las ramas del pulso sean
árbol de luz en las sombras.

Amigos, todos en pie:
sobre las montañas rojas
de nuestra sangre sin yugos
la voz erguida en la boca.
Si alguno siente que tiene
las alas del pulso rotas
¡que las componga!
Todos los pulsos en hora.

¡Oíd, yunteros del alba!
¡Oíd, pastores de auroras!
Para conducir el día
hacen falta caracolas
con dura canción de ríos;
que en las manos paridoras
vayan firmes las cayadas;
ir apartando las olas
y derribando la esfera
donde el tiempo nos destroza.

Hay que hacer nudos al alma,
¡dejar huellas en las rocas!
Esconder la espuma, el junco,
la breve luz de las hojas
donde la luna se duerme…
¡Ser ascua vertiginosa,
piedra viva, monte y río,
corazón de cada cosa!

Camaradas, a las doce,
todos los pulsos en hora.
Si arena tienen los tuyos;
si grietas tu voz, ya ronca
de golpear contra el muro,
amigo, si te desplomas
como una hierba apagada,
bebe en la arteria sonora
de tu bandera, en la herida
de tu pueblo, en cada gota
de su sangre fusilada,
sube desde tu derrota;
desde tu cruz sumergida,
como un relámpago a proa;
desde tus huesos al pulso,
desde la raíz más honda
firmemente a la palabra
donde la fe se enarbola.
Despierta el rayo dormido
que en tu corazón reposa.

Camaradas, a las doce,
todos los pulsos en hora.
A las doce todos uno.
Las campanadas redondas
con las hogueras del pulso
harán una sola antorcha.

Almas de acero encendido,
que al mismo viento tremolan,
forjan el día en un yunque
de dolor, con recio aroma
de amaneceres que nadie
podrá arrancarnos…
No hay tromba
de paredones, ni balas,
ni rejones, no habrá sogas
capaces de hacernos bueyes:
¡nuestro cuello no se dobla!
Miradnos aquí, miradnos,
mientras los muros sollozan,
cruzar el año, cantando,
rompiendo noche española,
acariciando los hombros
de un crepúsculo sin costa.
Miradnos aquí, miradnos,
mientras los muros sollozan;
¡siempre de pie!, sin rodillas,
como encinares de gloria.
¡Camaradas, a las doce,
todos los pulsos en hora!

De Marcos Ana,
en Las soledades del muro, Akal, 1977.

viernes, 27 de enero de 2017

Ciegos, sordos y mudos

Ciegos, sordos y mudos

Mi mundo está lleno de ciegos
Que perciben el pozo
Una vez dentro.

Mi mundo está lleno de sordos
Que saben que el tren pasó
Porque rompió sus huesos.

Mi mundo está lleno de mudos
Que hacen señas
Cuando ya nadie
Los está viendo.

Y cada uno de ellos
Se ríe del otro.

Por Félix Sánchez Durán.

jueves, 26 de enero de 2017

Correo caracol

Correo caracol

Escribir largas cartas a amigos muertos
y breves y quejumbrosas a la amada
que hace tiempo se quedó en los huesos,
también legibles y sin florituras,
con frases que serpentean por lo aproximado,
no, afiladas como taladros
que agujerean el tiempo,
como si no hubiera pasado un minuto.

Sin embargo, también del ahora que se desvanece,
de la prisa y del hastío
quiero narrar, obseso de la palabra, como testigo,
las cotizaciones de Bolsa, la epilepsia en general,
qué ha sido de mis hijos, y es, cuántos nietos
me han regalado entretanto,
qué palabras nuevas están recientemente de moda,
cuáles, veteranas, desaparecieron hace mucho.

Ay, cómo echo en falta a mis amigos muertos
y a mi amada, cuyo nombre
ha quedado fresco e infinitamente repetible
en un cajón secreto.
Quiero esperar respuesta
hasta que por las mañanas el viento sople
las hojas del otoño, llenas de escritura,
hasta mi puerta, multicolores.

También veo caracoles
esforzarse en el correo,
vienen de lejos,
llevan años en camino;
y me veo todas las tardes,
descifrando con paciencia su rastro
y leyendo lo que el amigo muerto
o mi amada me escriben.

De Günter Grass,
en De la finitud, Alfaguara, 2016.

miércoles, 25 de enero de 2017

Plegaria vespertina

Plegaria vespertina

Lo que de niño
me asustaba hasta ponerme el miembro tieso
era una frase —«Dios lo ve todo»—
escrita en los muros con letra picuda;
pero ahora —desde que Dios ha muerto—
da vueltas arriba un dron no tripulado,
que no me pierde de vista
con un ojo sin pestañas que no duerme
y todo lo almacena, no puede olvidar nada.

Me vuelvo infantil,
tartamudeo plegarias incompletas incoherentes,
quiero pedir gracia y absolución
lo mismo que mis labios en otro tiempo al acostarme
pedían indulgencia tras cada caída.
Me oigo susurrar en el confesonario:
Ay, querido dron,
te pido perdón
para poder ir al cielo de rondón.

De Günter Grass,
en De la finitud, Alfaguara, 2016.

lunes, 23 de enero de 2017

Conversación con Marcos Ana

Conversación con Marcos Ana
(A Inma de Celis)

Ahora resulta Marcos Ana
que soy un metafísico,
de
a-histórico talante
demasiado crítico
querido amigo viejo.

Pero tú me dijiste ayer:
"Triste es luchar en una misma casa,
romper la mesa donde el pan se come,
vivir entre paredes, enfrentados
tercamente en un mismo territorio".

Es que esa es mi patria
a veces, de repente,
como España,
de conjurados necios
y ciegos pensadores,
viviendo en casa oscura
con mirada túnel
sin destellos.

Ahora resulta Marcos Ana
que soy un
neoconservador
colmado de beatería
revolucionaria
lleno de triste
moralina,
eso resulta que soy yo
querido amigo viejo.

Pero tu me dijiste hoy
en la penumbra:
"Soñar; siempre soñar,
con banderas y besos,
la libertad y el aire
soplando en mi cabello".

Y así
entre tu susurro
y la
fácil descalificación
de los enanos,
me levanto temprano
a preparar el alimento,
negándome en virtud
querido Marcos Ana
a dejar mis alas en suspenso.

Entonces
te apareces de nuevo
por la pieza
llena de libros
y de humo,
me interpelas:
"Mi pecado es terrible;
quise llenar de estrellas
el corazón del hombre".

Y me reconozco
nuevamente,
que yo no quiero comer
del mismo plato
de los nuevos liberales
progresistas modernos
capellanes,
que yo no quiero.

Que yo no quiero
acompañarlos en sus viajes
y chocar mis codos
con sus codos
en la mesa mayor
del pragmatismo,
que yo no quiero.

Que otros
se llenen la boca de discursos
con un pueblo abstracto, inexistente,
porque yo, vuelvo mi cuerpo entero
Marcos Ana, mi amado amigo viejo
al pueblo real carne y nervadura.

A ese pueblo
tan real y tan concreto
que come en mi casa
la comida y el pan
que preparo con mis manos
cada día,
eso quiero
eso quiero
eso quiero
amado amigo, compañero.

De Fesal Chain,
en https://actaliteraria.blogspot.com.ar/2009/09/fesal-chain.html (11/1/2017).

sábado, 21 de enero de 2017

Mi corazón es patio

Mi corazón es patio

La tierra no es redonda:
es un patio cuadrado
donde los hombres giran
bajo un cielo de estaño.

Soñé que el mundo era
un redondo espectáculo
envuelto por el cielo,
con ciudades y campos
en paz, con trigo y besos,
con ríos, montes y anchos
mares donde navegan
corazones y barcos.
Pero el mundo es un patio
Un patio donde giran
los hombres sin espacio.

A veces, cuando subo
a mi ventana, palpo
con mis ojos la vida
de luz que voy soñando.
y entonces, digo: “El mundo
es algo más que el patio
y estas losas terribles
donde me voy gastando”.
Y oigo colinas libres,
voces entre los álamos,
la charla azul del río
que ciñe mi cadalso.
“Es la vida”, me dicen
los aromas, el canto
rojo de los jilgueros,
la música en el vaso
blanco y azul del día,
la risa de un muchacho.

Pero soñar es despierto.
Mi reja es el costado
de un sueño que da al campo.

Amanezco, y ya todo
-fuera del sueño-
es patio:
un patio donde giran
los hombres sin espacio.

¡Hace ya tantos siglos
que nací emparedado,
que me olvidé del mundo,
de cómo canta el árbol,
de la pasión que enciende
el amor en los labios,
de si hay puertas sin llaves
y otras manos sin clavos!

Yo ya creo que todo
-fuera del sueño- es patio.
Un patio bajo un cielo
de fosa, desgarrado,
que acuchillan y acotan
muros y pararrayos.

Ya ni el sueño me lleva
hacia mis libres años.
Ya todo, todo, todo,
-hasta en el sueño- es patio.

Un patio donde gira
mi corazón, clavado;
mi corazón, desnudo;
mi corazón, clamando;
mi corazón, que tiene
la forma gris de un patio.

Un patio donde giran
los hombres sin descanso.

De Marcos Ana,
en Las soledades del muro, Akal, 1977.

jueves, 19 de enero de 2017

Refugio

Refugio

Corrieron al refugio
Escapando de la tormenta.
Caían gotas como caía granizo,
Silbaba el viento
Todo su poderío
Y el refugio les dio
Techo y alimento…
Les dio asilo.

No entiendo por qué,
Cuando acabó el diluvio
Lo hicieron añicos.

Por Félix Sánchez Durán.

martes, 17 de enero de 2017

Inundación

Inundación

Esperamos que cese la lluvia,
aunque nos hemos acostumbrado
a permanecer invisibles, tras la cortina.
La cuchara es colador ahora y nadie se atreve ya
a extender la mano.
Muchas cosas flotan por las calles,
cosas bien escondidas en tiempo seco.
¡Qué penoso ver las sábanas usadas del vecino!
Vamos a menudo al indicador de nivel
y comparamos, como relojes, nuestras cuitas.
Algunas cosas pueden regularse.
Pero cuando los aljibes se desborden y se colme la medida que heredamos
tendremos que ponernos a rezar.
El sótano está sumergido, hemos subido las cajas
y comprobamos con la lista el contenido.
Todavía no se ha perdido nada…
Como es seguro que las aguas bajarán pronto
hemos empezado a coser sombrillitas.
Será muy duro volver a cruzar la plaza,
claramente, con sombra de plomo.
Al principio echaremos de menos la cortina
y bajaremos al sótano a menudo
para contemplar la marca
que las aguas nos legaron.

de Günter Grass,
en Poemas, Visor, 1994.

domingo, 15 de enero de 2017

Apagón de Ledesma (1976)

Apagón de Ledesma (1976)

Mate amargo al compañero,
Dulce sangre da la empresa.
Blaquier, Lemos,
Muerte negra,
Apagón de Ledesma.

En los confines de Jujuy,
La Justicia espera.
Fecundo feudo
En el norte argentino.
Apagar la luz
Y cortar destinos.

Mate amargo al compañero,
Dulce sangre te da la empresa.
Blaquier, Lemos,
Muerte negra.
San Martín llora
En la oscuridad que llega.

Mate amargo en esta ronda
Que va hacia la derecha.
Ledesma se escribe con sangre
Con sangre que es nuestra.

Blaquier, Lemos,
Muerte negra,
La Justicia espera.
Que espere con la luz prendida,
Que en la oscuridad,
Te llevan.

Por Félix Sánchez Durán.