Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

miércoles, 31 de agosto de 2016

Para la tumba de Adolfo Báez Bone (fragmento)

Para la tumba de Adolfo Báez Bone (fragmento)

La Guardia Nacional anda buscando a un hombre.
Un hombre espera esta noche llegar a la frontera.
El nombre de ese hombre no se sabe.
Hay muchos hombres más enterrados en una zanja.
El número y el nombre de esos hombres no se sabe.
Ni se sabe el lugar ni el número de las zanjas.
La Guardia Nacional anda buscando a un hombre.
Un hombre espera esta noche salir de Nicaragua.

de Ernesto Cardenal,
en Antología, Editorial Universitaria Centroamericana EDUCA, 1975. 

domingo, 28 de agosto de 2016

Yira yira (canción)

Yira yira (canción)

Cuando la suerte qu’es grela
Fayando y fayando
Te largue parao...
Cuando estés bien en la vía,
Sin rumbo, desesperao...
Cuando no tengas ni fe,
Ni yerba de ayer
Secándose al sol...

Cuando rajés los tamangos
Buscando ese mango
Que te haga morfar...
La indiferencia del mundo
Que es sordo y es mudo
Recién sentirás.

Verás que todo es mentira
Verás que nada es amor
Que al mundo nada le importa
Yira... yira...

Aunque te quiebre la vida,
Aunque te muerda un dolor,
No esperes nunca una ayuda,
Ni una mano, ni un favor.

Cuando estén secas las pilas
De todos los timbres
Que vos apretás,
Buscando un pecho fraterno
Para morir abrazao...
Cuando te dejen tirao,
Después de cinchar,
Lo mismo que a mí...

Cuando manyés que a tu lado
Se prueban la ropa
Que vas a dejar...
Te acordarás de este otario
Que un día, cansado,
Se puso a ladrar.

Verás que todo es mentira
Verás que nada es amor
Que al mundo nada le importa
Yira... yira...

Aunque te quiebre la vida,
Aunque te muerda un dolor,
No esperes nunca una ayuda,
Ni una mano, ni un favor.

De Enrique Santos Discépolo,
1929.

viernes, 19 de agosto de 2016

Tanta gente saltando hacia ninguna parte...

Tanta gente saltando hacia ninguna parte,
sin objeto,
sólo porque el vecino salta.

Tanto cordero llevado al matadero
y tanto domingo de resurrección.

De Antonio Orihuela Uzal,
en Piedra, corazón del mundo, Editorial Germania, 2001.

miércoles, 17 de agosto de 2016

Dos jóvenes hacen auto-stop...

Dos jóvenes hacen auto-stop,
sus modelos favoritos pasan de largo
y los viejos camiones renqueantes
tan poco apetecibles dicen:

-iBah!, sólo son chiquillos.

En la carretera los jóvenes siguen haciendo auto.stop.

¿Cuándo empezarán a impacientarse?

De Antonio Orihuela Uzal,
en Piedra, corazón del mundo, Editorial Germania, 2001.

lunes, 15 de agosto de 2016

Odio la máscara y el vicio (Versos sencillos)

Odio la máscara y el vicio (Versos sencillos)

Odio la máscara y vicio
del corredor de mi hotel:
me vuelvo al manso bullicio
de mi monte de laurel.

Con los pobres de la tierra
quiero yo mi suerte echar:
el arroyo de la sierra
me complace más que el mar.

Denle al vano el oro tierno
que arde y brilla en el crisol:
a mí denme el bosque eterno
cuando rompe en él el sol.

Yo he visto el oro hecho tierra
barbullendo en la redoma:
prefiero estar en la sierra
cuando vuela una paloma.

Busca el obispo de España
pilares para su altar;
¡en mi templo, en la montaña,
el álamo es el pilar!

Y la alfombra es puro helecho,
y los muros abedul,
y la luz viene del techo,
del techo de cielo azul.

El obispo, por la noche,
sale, despacio, a cantar:
monta, callado, en su coche,
que es la piña de un piñar.

Las jacas de su carroza
son dos pájaros azules:
y canta el aire y retoza,
y cantan los abedules.

Duermo en mi cama de roca
mi sueño dulce y profundo:
roza una abeja mi boca
y crece en mi cuerpo el mundo.

Brillan las grandes molduras
al fuego de la mañana,
que tiñe las colgaduras
de rosa, violeta y grana.

El clarín, sólo en el monte,
canta al primer arrebol:
la gasa del horizonte
prende, de un aliento, el Sol.

¡Díganle al obispo ciego,
al viejo obispo de España
que venga, que venga luego,
a mi templo, a mi montaña!

de José Martí,
en Antología de la Literatura Hispanoamericana del Siglo XIX (Moreno Rodríguez, Ramón), Universidad Autónoma Metropolitana, 2010.

sábado, 13 de agosto de 2016

En boca del último Inca

En boca del último Inca

Ya de los blancos el cañón huyendo,
hoy a la falda del Pichincha vine,
como el sol vago, como el sol ardiente, como el sol libre.

¡Padre Sol, oye! Por el polvo yace
de Manco el trono; profanadas gimen
tus santas aras; yo te ensalzo solo, ¡solo, mas libre!

¡Padre Sol, oye! Sobre mí la marca
de los esclavos señalar no quise
a las naciones; a matarme vengo, ¡a morir libre!

Hoy podrás verme desde el mar lejano,
cuando comiences en ocaso a hundirte,
sobre la cima del volcán tus himnos cantando libre.

Mañana sólo, cuando ya de nuevo
por el Oriente tu corona brille,
tu primer rayo dorará mi tumba, ¡mi tumba libre!

Sobre ella el cóndor bajará del cielo;
sobre ella el cóndor, que en las cumbres vive,
pondrá sus huevos y armará su nido ignoto y libre.

de José Eusebio Caro,
en Antología de la Literatura Hispanoamericana del Siglo XIX (Moreno Rodríguez, Ramón), Universidad Autónoma Metropolitana, 2010.

jueves, 11 de agosto de 2016

En días de esclavitud

En días de esclavitud

¡Señor! ¡Señor! El pájaro perdido
puede hallar en los bosques el sustento,
en cualquier árbol fabricar su nido
y a cualquier hora atravesar el viento.

Y el hombre, el dueño que a la tierra envías
armado para entrar en la contienda,
no sabe al despertar todos los días
en qué desierto plantará su tienda.

Dejas que el blanco cisne en la laguna
los dulces besos del terral aguarde,
jugando con el brillo de la luna
nadando entre el reflejo de la tarde.

Y a mí, Señor, a mí no se me alcanza,
en medio de la mar embravecida,
jugar con la ilusión y la esperanza
en esta triste noche de la vida…

Esparce su perfume la azucena
sin lastimar su cáliz delicado,
y si yo llego a descubrir mi pena,
me queda el corazón despedazado...

La estrella de mi siglo se ha eclipsado,
y en medio del dolor y el desconsuelo,
el lirio de la fe se ha marchitado:
ya no hay escala que conduzca al cielo.

Van los pueblos a orar al templo santo
y llevan una lámpara mezquina,
y el Cristo allí, sobre la cruz,
en tanto abre los brazos y la frente inclina...

Tengo el alma, ¡Señor!, adolorida
por unas penas que no tienen nombres;
y no me culpes, no, porque te pida
otra patria, otro siglo y otros hombres.

Que aquella edad con que soñé no asoma,
con mi país de promisión no acierto,
mis tiempos son los de la antigua Roma
y mis hermanos con la Grecia han muerto.

de Juan Clemente Zenea,
en Antología de la Literatura Hispanoamericana del Siglo XIX (Moreno Rodríguez, Ramón), Universidad Autónoma Metropolitana, 2010. 

martes, 9 de agosto de 2016

Frente y Perfil

Frente y Perfil

Tiene diez años escasos,
hijo 'el tintiyo y la grapa;
la vida para estos casos
manda sus pibes de yapa.

Diez años y ya sus ojos
están junando a la muerte;
frío y hambre, mugre y piojos,
¡sucio le jugó la suerte!

Si llega a hombre ese entuerto,
¡minga para él de disculpas!:
Ya está el calabozo abierto
donde pagará sus culpas.

de Álvaro Yunque,
en Versos Rantes, Editorial Peña Lillo, 1961.

domingo, 7 de agosto de 2016

Renovación

Renovación

Hay una manera, hermano,
de ser nuevo bajo el sol:
hablar en lunfaespañol,
pensar sudamericano.

de Álvaro Yunque,
en Versos Rantes, Editorial Peña Lillo, 1961.

viernes, 5 de agosto de 2016

A la Libertad

A la Libertad*

Como del fondo mismo de los cielos
el sol eterno rutilante se alza,
como el seno turgente de una virgen
al fuego de la vida se dilata;
Así radiosa,
y así gallarda,
se levantó del mar donde yacía
la exhuberante tierrra americana.
Como prende su túnica de raso
con su joya mejor, la soberana,
como entre todas las estrellas reina
el lucero magnífico del alba;
Así pulida,
y así gallarda,
sobre todos los pueblos de su estirpe,
resplandor y joyel, ¡surge mi patria!
Como buscan la luz y el aire libre
las macilentas yerbas subterráneas,
como ruedan tenaces y tranquilas
al anchuroso piélago, las aguas;
Así sedienta,
y así pordiada,
la triste humanidad se precipita
al pie de la bandera azul y blanca.
¡Allí van congregándose a la sombra,
para formar después una montaña!
¡Allí van adheriéndose en el tiempo
partícula a partícula las razas.
Allí se funde,
y allí se amasa
el hombre, tal como surgió en la mente
del autor de los orbes y las almas.
Qué así pulida,
y así gallarda,
sobre todos los pueblos de su estirpe,
resplandor y joyel, ¡surgió mi patria!

De Almafuerte,
en Nuevas Poesías y Evangélicas, Claudio García Editor, 1918.
*Transcripción textual.