Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

jueves, 13 de marzo de 2014

No soy un literato...

No soy un literato...

No soy un literato espamentoso
de esos q' escriben pa' que nadie entienda;
yo escribo pa' mi pueblo generoso
al que rempujan como mansa hacienda.

Voy paso a paso por la limpia senda
que se abrió Martín Fierro, el hazañoso.
Escribir pa' que el pueblo no comprenda,
eso no es arte, es juego de gomoso.

Conocí a un chiche de esos, ¡cha, qué estrilo!
Le cantaba a una tal Venus de Milo,
que hasta era manca; a un viejo melenudo

que se llamaba Júpiter... ¡Sotreta!
Él se creíba ser todo un poeta,
pero poeta no es cualquier boludo.

De Álvaro Yunque,
en Lunfasonetos, 1978 (inédito).
http://www.alvaroyunque.com.ar/poesia/libros/alvaro-yunque-lunfasoneto.html

viernes, 7 de marzo de 2014

A Juan Gelman

A Juan Gelman

Qué queda
de las palabras simples
sufrimiento, exilio, amor
vértigo, fuego
- poesía - 
arrojadas sobre el papel
como bolitas contra una pared
un niño.
Qué queda
cuando también las brasas
están destinadas
a convertirse en cenizas.
Quizás solamente el vuelo del albatros
que sigue sin saber
su suerte.
El poeta abre los brazos
no tiene armas
no tiene tierra
sólo palabras
para contener del hombre
su corazón
y su camino.

De Simone Bandirali,
en AntiBorges, Millelire Stampa Alternativa/Hecho en Buenos Aires, 2002.

Dicen que una tropa de carros...

Dicen que una tropa de carros...

Dicen que una tropa de carros unos,
otros que de infantes, de naves otros,
es lo más hermoso en la negra tierra;
que uno ama.

Y es sencillo hacer que cualquiera entienda
esto, pues Helena, que aventajaba
en belleza a todos, a su marido,
alto en honores,

lo dejó y se fue por el mar a Troya,
y ni de su hija o sus propios padres
quiso ya acordarse, pues fue llevada
...

y esto me recuerda que mi Anactoria
no está presente,

de ella ver quisiera su andar amable
y la clara luz de su rostro antes
que a los carros lidios o a mil guerreros
llenos de armas.

De Safo de Lesbos,
590 a.c. (aprox.).

miércoles, 5 de marzo de 2014

La Internacional (canción)

La Internacional (canción)

¡Arriba, parias de la Tierra!
¡En pie, famélica legión!
Atruena la razón en marcha:
es el fin de la opresión.
Del pasado hay que hacer añicos.
¡Legión esclava en pie a vencer!
El mundo va a cambiar de base.
Los nada de hoy todo han de ser.

Agrupémonos todos,
en la lucha final.
El género humano
es la Internacional.

Ni en dioses, reyes ni tribunos,
está el supremo salvador.
Nosotros mismos realicemos
el esfuerzo redentor.
Para hacer que el tirano caiga
y el mundo siervo liberar,
soplemos la potente fragua
que el hombre libre ha de forjar.

Agrupémonos todos,
en la lucha final.
El género humano
es la Internacional.

La ley nos burla y el Estado
oprime y sangra al productor;
nos da derechos irrisorios
no hay deberes del señor.
Basta ya de tutela odiosa,
que la igualdad ley ha de ser:
"No más deberes sin derechos,
ningún derecho sin deber".

Agrupémonos todos,
en la lucha final.
El género humano
es la Internacional.

De Eugène Pottier (letra),
en Cantos Revolucionarios, 1871.
Pierre Degeyter (música), 1888.

viernes, 28 de febrero de 2014

Yuyus altruisti

Yuyus altruisti

Planta silvestre, yuyo tal vez,
Pocos se detienen ante vos;
Nadie te admira.
Verde que crecés en todos lados,
Aun donde nada puede crecer.
Hay quienes te arrancan y te tiran...
Y, sin embargo, sabés dar una flor hermosa
Sin protegerla con espinas.

Por Félix Sánchez Durán 

jueves, 27 de febrero de 2014

Canción de Alicia en el país (canción)

Canción de Alicia en el país (canción)

Quién sabe Alicia éste país
no estuvo hecho porque sí.
Te vas a ir, vas a salir
pero te quedas,
¿dónde más vas a ir?

Y es que aquí, sabes
el trabalenguas trabalenguas
el asesino te asesina
y es mucho para ti.
Se acabó ese juego que te hacía feliz.

No cuentes lo que viste en los jardines, el sueño acabó.
Ya no hay morsas ni tortugas
Un río de cabezas aplastadas por el mismo pie
juegan cricket bajo la luna
Estamos en la tierra de nadie, pero es mía
Los inocentes son los culpables, dice su señoría,
el Rey de espadas.

No cuentes lo que hay detrás de aquel espejo,
no tendrás poder
ni abogados, ni testigos.
Enciende los candiles que los brujos
piensan en volver
a nublarnos el camino.
Estamos en la tierra de todos, en la vida.
Sobre el pasado y sobre el futuro,
ruinas sobre ruinas,
querida Alicia.

Se acabó ese juego que te hacía feliz.

De Charly García (Serú Girán),
en Bicicleta, SG Discos, 1980.

miércoles, 26 de febrero de 2014

"¡No te metás!"

"¡No te metás!"

"¡No te metás!", te rumia un triste anciano.
"¡No te metás!", te chilla una mujer…
vos que siempre patiás a contramano.
Les contestás burlón: ¿Qué v'a chacher!

"¡No te metás!", te grita un ciudadano
que ha puesto su conciencia en alquiler,
sos gigante y te quieren por enano,
te quieren ver cabrón, te quieren ver.

"¡No te metás!", es la filosofía
del que todo halla bien y del que un día
servirá a los morfones de escalón.

"¡No te metás!", enseña el güey paciente
bajo el yugo de un trompa prepotente…
"¡No te metás!", consejo del cagón.

De Álvaro Yunque,
en Lunfasonetos, 1978 (inédito).
http://www.alvaroyunque.com.ar/poesia/libros/alvaro-yunque-lunfasoneto.html

sábado, 22 de febrero de 2014

Los pitucos

Los pitucos

Hijo mío
recuérdalo
son éstos los pitucos

tienen un aire
verdad
que es un desaire

tienen la marca
verdad
de su comarca

mira
son los pitucos
nacen junto a la rambla
respiran el salitre
le hacen guiños al sol
se rascan el ombligo
duermen siestas feroces
besan con labios blandos
y en la rambla se mueren
y van al paraíso
y claro
el paraíso
es también una rambla

fíjate bien
son ellos
los pitucos
casi una raza aparte
son nietos de estancieros
primos de senadores
sobrinos de sobrinos
de heroicos industriales

son ágiles
imberbes
deportistas
cornudos

mira cómo te miran
bajo sus lentes negros

pero no te preocupes
en el fondo
son buenos

aman los dividendos
escuchan a Stravinsky
se bañan diariamente
con jabón perfumado
y a la hora del crepúsculo
bajan todos al Centro

hijo mío
prométeme
nunca intentes hacerles
zancadillas

los pitucos son tenues
los pitucos son blandos
una bocina
un grito
a veces una huelga
les arruinan el alma

en ocasiones
raras ocasiones
se hacen los malos
dicen palabrotas
pero después se mueren
de vergüenza
y allá en su diario íntimo
se azotan con metáforas

hijo mío
recuérdalo
son éstos los pitufos

tienen un pelo
verdad
que es terciopelo

una cadencia
verdad
que es decadencia

déjalos pasar
son de otra raza
admíralos
toléralos
apláudelos
escúpelos
tírales caramelos
cualquier cosa

después
cuando seas grande
grande
y tengas un hijo
lo tomas de la mano
lo traes aquí a la rambla
y sin darle importancia
le dices
hijo mío

son ésos los pitucos

De Mario Benedetti,
en Antología Poética, Ed. Sudamericana, 2000.

viernes, 21 de febrero de 2014

La poesía es un arma cargada de futuro

La poesía es un arma cargada de futuro

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

De Gabriel Celaya,
en Cantos Iberos, Turner, 1975.

domingo, 26 de enero de 2014

Rimas rebeldes

Rimas rebeldes

¡César manda! Y a su acervo
poco ha restado la Ley...
¿Tú gobiernas? ¡Eres Rey!
¿Te gobiernan? ¡Eres siervo!

Y no se invoque la acción
de los sonados progresos...
¡Códigos, Dumas, Congresos,
son garras del mismo león,

y bien sabe el alma triste
del paria yerto de pena,
que han dorado la cadena
pero la cadena existe!

Otro aspecto el barro toma
porque a tal se presta el barro;
pero César va en su carro
por las Vías de su Roma,

y pues Roma se ha agrandado
hasta llenar todo el orbe,
porque el abismo no estorbe
César se ha multiplicado...

¿Qué importa que cambie el modo
si perdura el hecho igual,
ni qué vale que al dogal
mentemos por un apodo,

si el dogal está en la tierra
y apenas un César manda
va la turba miseranda
a suicidarse en la guerra?

¿Qué importa que cambie el nombre
del servilismo de antaño,
si es cada núcleo un rebaño
manejado por un hombre?

Mirad hacia el torvo drama
en que hoy se desangra el mundo,
todo enfermo de un profundo
afán de arder en la llama...

¿Acaso quieren la guerra
los pobres pueblos opresos?
¡No por Dios! ¡La quieren esos
que mandan sobre la tierra

y ante cuyo solio gimen
muchedumbres ancestrales
echadas como animales
al Coliseo del crimen!

Ellos miran de sus puestos
- donde el peligro no alcanza -
sucumbir en la matanza
a los mancebos enhiestos;

Y arde el Circo de emoción...;
y en la arena se dilata
un resplandor escarlata
del más puro bermellón;

y mientras el sordo grito
agoniza, disminuye,
se desvanece y concluye,
ven con asombro infinito

que están los caudales rojos
mermados por un desfalco...
¡y César sigue en su palco
con la esmeralda en los ojos!

de Belisario Roldán,
en Prosistas y Poetas (Ricardo Ryan), Ángel Estrada y Cía. Editores, 1918.