Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Los críticos II

Los críticos II

Basta una idea para
Derribar un muro,
Un abrazo sincero
Para promover la hermandad,
Una verdad para hacer
Caer un mundo de mentiras
Y que alguien haga algo
Para que muchos
Lo critiquen.
Los sueños, sueños son
Para los que no se
Arriesgan en la vida,
Y son horizontes
Para los que se levantan
Y caminan.
Las críticas, parte
Del paisaje.

Por Félix Sánchez Durán

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Hielo - Parásitos

Parásitos

Jamás pensé que Dios tuviera alguna forma.
Absoluta su vida; y absoluta su norma.
Ojos no tuvo nunca: mira con las estrellas.
Manos no tuvo nunca: golpea con los mares.
Lengua no tuvo nunca: habla con las centellas.
Te diré, no te asombres;
Sé que tiene parásitos: las cosas y los hombres.

De Alfonsina Storni
en Alfonsina Storni - Antología, Losada, 1998.

Hielo - Cuadrados y ángulos

Cuadrados y ángulos

Casas enfiladas, casas enfiladas,
Casas enfiladas.
Cuadrados, cuadrados, cuadrados.
Casas enfiladas.
Las gentes ya tienen el alma cuadrada,
Ideas en fila
Y ángulo en la espalda.
Yo misma he vertido ayer una lágrima,
Dios mío, cuadrada.

De Alfonsina Storni
en Alfonsina Storni - Antología, Losada, 1998.

Paco

Paco

Tengo sueños de mulo
empacados en tu manera de
querer ser. O la vez
que dijiste "desamparo"
bajo la luna que te desolaba frente
al Río de la Plata, cerca
de donde servían vacío.
Los pescadores insisten y sacan
del agua sombras de su deseo.
Ahora que sos invisible
en tu propia claridad.

De Juan Gelman
en Valer la Pena, Editorial Planeta-Seix Barral, 2001.

Ciudad en que no existo

Ciudad en que no existo (fragmento)

para cada uno la ciudad comienza
en un sitio cualquiera pero siempre distinto
más aún hubo días en que la ciudad
para mí empezaba en la plaza matriz
y otros en velsen y santiago de anca

la ciudad arranca allí donde uno
se siente absuelto por los niños terribles
casi comprendido por los zaguanes
interrogado por la reja o el farol
urgido por el muro pedagógico

la ciudad también puede empezar
con la primera muchacha que viene
a nuestro encuentro pero pasa de largo
y de todos modos deja una fruición
en el bochorno de las once y media

qué mujeres lindas tenía mi ciudad
hasta que las pusieron entre cuatro paredes
y las humillaron con delectación
qué mujeres lindas tienen los calabozos
qué hermanas silenciosas corajudas

luego que el mediodía acumula propuestas
y es tiempo de una siesta que no duermo
hay una verde comunión de rumores
tengo ganas de besar pero los labios
complementarios faltan sin aviso

la calle es la espina dorsal del barrio
es también el penthouse del linyera
un bostezo en la acera de sombra
garabato a destiempo
yuyito entre adoquines

la calle es por supuesto una pareja
una puerta cancel con vaticinios
la calle es un incendio y una estatua
y sobre todo una panadería
la calle es el ombú y el aguacero

todo eso era antes porque ahora
la calle es líber y es ibero
es hugo y heber y susana
los ocho obreros del paso molino
y nuestras marchas a los cementerios

la calle es la sirena horripilante
de un presidente que respira blindado
es una fila de hombres contra el muro
la sangre de sendic en las paredes
gente que corre huyendo de la gente

todo eso es ahora porque antes
la calle era un muestrario de balcones
la calle era estudiantes más obreros
a veces un tordillo vagabundo
o apenitas un chau de vereda a vereda

todo eso era antes porque ahora
la calle es una pinza omnipresente
es el toba y zelmar que vuelven a la tierra
peleando ya cadáveres por la misma bandera
que sus asesinos no pueden soportar

antes ahora antes ahora antes
cumplo con la absurda ceremonia
de escindir mi ciudad en dos mitades
en un rostro ritual y otro crispado
en dos rumbos contrarios en dos tiempos

De Mario Benedetti
en La Casa y el Ladrillo, Losada, 1998.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Hay un continente...

Hay un continente...

Hay en tu país un continente
Que busca librarse de sus fronteras,
Expandirse y respirar aliviado;
Que comprimido, desespera.

¡Vivamos libre la América
Y que el mar nos contenga!

Hay en mi país un continente,
Que no resiste barreras,
Que busca romper los márgenes tiranos;
Que comprimido, se exaspera.

¡Vivamos libre la América
Y que el mar nos contenga!

No se puede
Albergar en este valle
Tan caudaloso río
Que amenaza
Con tapar los picos
Y correr desnudo
De punta a punta,
De Atlántico
A Pacífico.

¡Vivamos libre la América
Y que el mar nos contenga!

No se puede
Dejar en el pasado
Tan pesada historia
De esclavitud
Compartida,
Que marca
Con sus sueños
La libertad
Conseguida.

¡Vivamos libre la América
Y que el mar nos contenga!
¡Sea la patria grande
Nuestra bandera!

Por Félix Sánchez Durán

El mar

El mar (fragmento)

Sorprendentes carnadas llueven del cielo.
Sorprendentes carnadas sobre el mar. Abajo el
océano, arriba las inusitadas nubes de un día
claro. Sorprendentes carnadas llueven sobre el
mar. Hubo un amor que llueve, hubo un día
claro que llueve ahora sobre el mar.

Son sombras, carnadas para peces. Llueve un día
claro, un amor que no alcanzó a decirse. El amor,
ah sí el amor, llueven desde el cielo asombrosas
carnadas sobre la sombra de los peces en el mar.

Caen días claros. Extrañas carnadas pegadas de días
claros, de amores que no alcanzaron a decirles.

El mar, se dice del mar. Se dice de carnadas que
llueven y de días claros pegados a ellas, se dice de
amores inconclusos, de días claros e inconclusos
que llueven para los peces en el mar.

Se oyen días enteros hundiéndose, se oyen
extrañas mañanas soleadas, amores inconclusos,
despedidas truncas que se hunden en el mar. Se
oyen sorprendentes carnadas que llueven pegadas
de días de sol, de amores truncos, de despedidas
que ya no. Se dice de carnadas que llueven para
los peces en el mar.

El mar azul y brillante. Se oyen cardúmenes de
peces devorando carnadas pegadas de palabras que
no, de noticias y días que no, de amores que ya no.

Se dice de cardúmenes de peces que saltan, de
torbellinos de peces que saltan.

Se oye el cielo. Se dice que llueven asombrosas
carnadas adheridas de pedazos de cielo sobre el mar.

De Raúl Zurita
en INRI, Visor Libros, 2004.

viernes, 16 de agosto de 2013

Los jardines secretos

Los jardines secretos

Aún quedan jardines secretos
En el sur de las Américas.
Jardines donde las flores
Se preocupan de alimentar
A las abejas - y no sólo de ser bellas -.
Jardines que crecen
A pesar del jardinero;
Jardines que vencen
Al otoño y al invierno
Y siguen floreciendo.
Jardines que nacieron en ríos,
Que nacieron en mares, fosas y canteras.
Jardines con flores libres,
De los colores que se quiera,
Regadas con lágrimas
Que cayeron a la tierra
A larga distancia de ellas.
Flores que no se marchitan
Y que no conocen fronteras.
Flores que esperan que las encontremos.
Flores que florecen
Aunque mueran.

Por Félix Sánchez Durán

jueves, 15 de agosto de 2013

Los ninguneados

Los ninguneados

Al definir a la Presidenta de los argentinos
Como 'reina', 'monarca' o 'caprichosa',
Los grandes medios y sus cipayos nos ignoran.
Al hablar de 'sucesión' o de 'una loca a la deriva'
No sólo nos vuelven invisibles, nos insultan;
Convierten la Democracia en tiranía,
La vacían de sentido y nos sacan la vida.
Nos borran de un plumazo como electores con derecho;
Nos hacen creer que nuestra opinión no importa
O se vuelve inexistente: nos desaparecen discursivamente.
Somos menos, aun siendo más, que los magnettos,
Los lanatas, los caceroleros, que quieren imponer su modelo
Como quienes ganan una elección con el cien por ciento.
No seguirlos es ser obtusos, ser corruptos,
No “ver” la realidad, que tan fielmente reflejan
Los diarios y los canales: “¿¡Qué están viendo!?”
Sepan que somos más - por lo menos por ahora -
Los que permanecemos invisibles en sus relatos,
Los que hemos elegido este rumbo,
Y que somos, a todas luces, ninguneados.
Detrás de esta Presidenta, habemos una mayoría,
Y puede no gustarles - y aquí me planto -
Pero deben respetarnos.

Por Félix Sánchez Durán


miércoles, 7 de agosto de 2013

El crimen fue en Granada

I.
El crimen

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas, de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico.
- sangre en la frente y plomo en las entrañas -.
...Que fue en Granada el crimen
sabed -¡pobre Granada!-, en su Granada...

II.
El poeta y la muerte

Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
Ya el sol en torre y torre; los martillos
en yunque - yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
"Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban...
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!"

III.

Se le vio caminar…
Labrad, amigos,
de piedra y sueño, en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!

De Antonio Machado
en Biblioteca Virtual Universal, Editorial Del Cardo, 2003.