Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
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martes, 2 de junio de 2020

El padre suizo

El padre suizo

(LITTLE ROCK, ARKANSAS, 1 DE SEPTIEMBRE)
"El miércoles por la noche, cerca de París, condado
de Logan, un suizo, llamado Edward Schwerzmann,
llevó a sus tres hijos, de dieciocho meses el uno, y cuatro
y cinco años los otros, al borde de un pozo, y los echó en
el pozo, y él se echó tras ellos. Dicen que Schwerzmann
obró en un momento de locura."

Telegrama publicado en Nueva York.

Dicen que un suizo, de cabello rubio
Y ojos secos y cóncavos, mirando
Con desolado amor a sus tres hijos,
Besó sus pies, sus manos, sus delgadas,
Secas, enfermas, amarillas manos;
Y súbito, tremendo, cual airado
Tigre que al cazador sus hijos roba,
Dio con los tres, y con sí mismo luego,
En hondo pozo - ¡y los robó a la vida!
Dicen que el bosque iluminó radiante
Una rojiza luz, y que a la boca
Del pozo oscuro - sueltos los cabellos,
Cual corona de llamas que al monarca
Doloroso, al humano, sólo al borde
Del antro funeral la sien desciñe,-
La mano ruda a un tronco seco asida,
Contra el pecho huesoso, que sus uñas
Mismas sajaron, los hijuelos mudos
Por su brazo sujetos, como en noche
De tempestad las aves en su nido,
El alma a Dios, los ojos a la selva,
Retaba el suizo al cielo, y en su torno
Pareció que la tierra iluminaba
Luz de héroe, ¡y que el reino de la sombra
La muerte de un gigante estremecía!

¡Padre sublime, espíritu supremo
Que por salvar los delicados hombros
De sus hijuelos, de la carga dura
De la vida sin fe, sin patria, torva
Vida sin fin seguro y cauce abierto,
Sobre sus hombros colosales puso
De su crimen feroz la carga horrenda!
¡Los árboles temblaban, y en su pecho
Huesoso, los seis ojos espantados
De los pálidos niños, seis estrellas
Para guiar al padre iluminadas,
Por el reino del crimen, parecían!
¡Ve, bravo! ¡Ve, gigante! ¡Ve, amoroso
Loco! ¡y las venenosas zarzas pisa
Que roen como tósigos las plantas
Del criminal, en el dominio lóbrego
Donde andan sin cesar los asesinos!
¡Ve! - ¡que las seis estrellas luminosas
Te seguirán, y te guiarán, y ayuda
A tus hombros darán cuantos hubieren
Bebido el vino amargo de la vida!

de José Martí,
en Versos libres, 1913.

viernes, 1 de mayo de 2020

Pórtico

Pórtico

Frente a las casas ruines, en los mismos
Sacros lugares donde Franklin bueno
Citó al rayo y lo ató, por entre truncos
Muros, cerros de piedra, boqueantes
Fosos, y los cimientos asomados
Como dientes que nacen a una encía,
Un pórtico gigante se elevaba.
Rondaba cerca de él la muchedumbre
..............(1) que siempre en torno
De las fábricas nuevas se congrega.
Cuál, que ésta es siempre distinción de necios,
Absorto ante el tamaño; piedra el otro
Que no penetra el Sol, y cuál en ira
De que fuera mayor que su estatura.
Entre el tosco andamiaje, y las nacientes
Paredes, aquel pórtico,
En un cráneo sin tope parecía
Un labio enorme, lívido e hinchado.
Ruedas y hombres el aire sometieron;
Trepaban en la sombra; más arriba
Fueron que las iglesias; de las nubes
La fábrica magnífica colgaron:
Y en medio entonces de los altos muros
Se vio el pórtico en toda su hermosura.

de José Martí,
en Versos libres, 1913.
(1) En blanco en el original.

martes, 8 de octubre de 2019

XXIX

XXIX

La imagen del rey, por ley,
Lleva el papel del Estado:
El niño fue fusilado
Por los fusiles del rey.

Festejar el santo es ley
Del rey: y en la fiesta santa
¡La hermana del niño canta
Ante la imagen del rey!

De José Martí,
en Versos Sencillos, Nuestra América, 2006.

XXXIV

XXXIV

¡Penas! ¿Quién osa decir
Que tengo yo penas? Luego,
Después del rayo, y del fuego,
Tendré tiempo de sufrir.

Yo sé de un pesar profundo
Entre las penas sin nombres:
¡La esclavitud de los hombres
Es la gran pena del mundo!

Hay montes, y hay que subir
Los montes altos; ¡después
Veremos, alma, quién es
Quién te me ha puesto al morir!

De José Martí
en Versos Sencillos, Nuestra América, 2006.

XXIII

XXIII

Yo quiero salir del mundo
Por la puerta natural:
En un carro de hojas verdes
A morir me han de llevar.

No me pongan en lo oscuro
A morir como un traidor:
¡Yo soy bueno, y como bueno
Moriré de cara al sol!

De José Martí
en Versos Sencillos, Nuestra América, 2006.

jueves, 12 de septiembre de 2019

Banquete de tiranos

Banquete de tiranos

HAY una raza vil de hombres tenaces
De sí propios inflados, y hechos todos,
Todos del pelo al pie, de garra y diente;
Y hay otros, como flor, que al viento exhalan
En el amor del hombre su perfume.
Como en el bosque hay tórtolas y fieras
Y plantas insectívoras y pura
Sensitiva y clavel en los jardines.
De alma de hombres los unos se alimentan:
Los otros su alma dan a que se nutran
Y perfumen su diente los glotones,
Tal como el hierro frío en las entrañas
De la virgen que mata se calienta.

A un banquete se sientan los tiranos,
Pero cuando la mano ensangrentada
Hunden en el manjar, del mártir muerto
Surge una luz que les aterra, flores
Grandes como una cruz súbito surgen
Y huyen, rojo el hocico, y pavoridos
A sus negras entrañas los tiranos.
Los que se aman a sí, los que la augusta
Razón a su avaricia y gula ponen:
Los que no ostentan en la frente honrada
Ese cinto de luz que en el yugo funde
Como el inmenso sol en ascuas quiebra
Los astros que a su seno se abalanzan:
Los que no llevan del decoro humano
Ornado el sano pecho: los menores
Y los segundones de la vida, sólo
A su goce ruin y medro atentos
Y no al concierto universal.

Danzas, comidas, músicas, harenes,
Jamás la aprobación de un hombre honrado.
Y si acaso sin sangre hacerse puede,
Hágase... clávalos, clávalos
En el horcón más alto del camino
Por la mitad de la villana frente.
A la grandiosa humanidad traidores,
Como implacable obrero
Que un féretro de bronce clavetea,
Los que contigo
Se parten la nación a dentelladas.

De José Martí,
en Obras Completas, Editorial de Ciencias Sociales, 1991.

miércoles, 4 de septiembre de 2019

XXVIII

XXVIII

Por la tumba del cortijo
Donde está el padre enterrado,
Pasa el hijo, de soldado
Del invasor: pasa el hijo.

El padre, un bravo en la guerra.
Envuelto en su pabellón
Alzase: y de un bofetón
Lo tiende, muerto, por tierra.

El rayo reluce: zumba
El viento por el cortijo:
El padre recoge al hijo,
Y se lo lleva a la tumba.

De José Martí
en Versos Sencillos, Nuestra América, 2006.

domingo, 1 de septiembre de 2019

XXXV

XXXV

¿Qué importa que tu puñal
Se me clave en el riñón?
¡Tengo mis versos, que son
Más fuertes que tu puñal!

¿Qué importa que este dolor
Seque el mar, y nuble el cielo?
El verso, dulce consuelo,
Nace alado del dolor.

De José Martí
en Versos Sencillos, Nuestra América, 2006.

domingo, 3 de junio de 2018

Cuentan que antaño

Cuentan que antaño

Cuentan que antaño,-y por si no lo cuentan,
Invéntologo, -un labriego que quería
Mucho a un zorzal, a quien dejaba libre
Surcar el aire y desafiar al viento –
De cierto bravo halcón librarlo quiso
Que en cazar por el ala adestró astuto
Un señorín de aquellas cercanías,-
Y púsole al zorzal el buen labriego
Sobre sus alas, otras dos, de modo
Que el vuelo alegre al ave no impidiesen.
Salió el sol, y el halcón rompiendo nubes,
Tras el zorzal, que a la querencia amable
Del labrador inquieto se venía:
Ya le alcanza: ya le hinca: ya estremece
En la mano del mozo el hilo duro:
Mas ¡guay del señorín! : el halcón sólo
Prendió al zorzal, que diestro se le escurre,
Por las alas postizas del labriego.

¡Así, quien caza por la rima, aprende
Que en sus garras se escapa la poesía!

de José Martí,
en Versos libres, 1913.

miércoles, 30 de mayo de 2018

Odio el mar

Odio el mar

Odio el mar, sólo hermoso cuando gime
Del barco domador bajo la hendente
Quilla, y como fantástico demonio
De un manto negro colosal tapado,
Encórvase a los vientos de la noche
Ante el sublime vencedor que pasa:-
Y a la luz de los astros, encerrada
En globos de cristales, sobre el puente
Vuelve un hombre impasible la hoja a un libro.-

Odio el mar: vasto y llano, igual y frío
No cual la selva hojosa echa sus ramas
Como sus brazos, a apretar al triste
Que herido viene de los hombres duros
Y del bien de la vida desconfía;
No cual honrado luchador, en suelo
Firme y pecho seguro, al hombre aguarda
Sino en traidora arena y movediza,
Cual serpiente letal.- También los mares,
El sol también, también Naturaleza
Para mover el hombre a las virtudes,
Franca ha de ser, y ha de vivir honrada-
Sin palmeras, sin flores, me parece
Siempre una tenebrosa alma desierta.

Que yo voy muerto, es claro: a nadie importa
Y ni siquiera a mí, pero por bella,
Ignea, varia, inmortal, amo la vida.

Lo que me duele no es vivir; me duele
Vivir sin hacer bien. Mis penas amo,
Mis penas, mis escudos de nobleza.
No a la próvida vida haré culpable
De mi propio infortunio, ni el ajeno
Coce envenenaré con mis dolores.
Buena es la tierra, la existencia es santa.
Y en el mismo dolor, razones nuevas
Se hallan para vivir, y goce sumo,
Claro como una aurora y penetrante.

Mueran de un tiempo y de una vez los necios
Que porque el llanto de sus ojos surge
Más grande y más hermoso que los mares.

Odio el mar, muerto enorme, triste muerto
De torpes y glotonas criaturas
Odiosas habitado: se parecen
A los ojos del pez que de harto expira,
Los del gañán de amor que en brazos tiembla
De la horrible mujer libidinosa:-
Vilo, y lo dije: -algunos son cobardes,
Y lo que ven y lo que sienten callan:
Yo no: si hallo un infame al paso mío,
Dígole en lengua clara: ahí va un infame,
Y no, como hace el mar, escondo el pecho.
Ni mi sagrado verso nimio guardo
Para tejer rosarios a las damas
Y máscaras de honor a los ladrones.

Odio el mar, que sin cólera soporta
Sobre su lomo complaciente, el buque
Que entre música y flor trae a un tirano.

de José Martí,
en Versos libres1913.

lunes, 15 de agosto de 2016

Odio la máscara y el vicio (Versos sencillos)

Odio la máscara y el vicio (Versos sencillos)

Odio la máscara y vicio
del corredor de mi hotel:
me vuelvo al manso bullicio
de mi monte de laurel.

Con los pobres de la tierra
quiero yo mi suerte echar:
el arroyo de la sierra
me complace más que el mar.

Denle al vano el oro tierno
que arde y brilla en el crisol:
a mí denme el bosque eterno
cuando rompe en él el sol.

Yo he visto el oro hecho tierra
barbullendo en la redoma:
prefiero estar en la sierra
cuando vuela una paloma.

Busca el obispo de España
pilares para su altar;
¡en mi templo, en la montaña,
el álamo es el pilar!

Y la alfombra es puro helecho,
y los muros abedul,
y la luz viene del techo,
del techo de cielo azul.

El obispo, por la noche,
sale, despacio, a cantar:
monta, callado, en su coche,
que es la piña de un piñar.

Las jacas de su carroza
son dos pájaros azules:
y canta el aire y retoza,
y cantan los abedules.

Duermo en mi cama de roca
mi sueño dulce y profundo:
roza una abeja mi boca
y crece en mi cuerpo el mundo.

Brillan las grandes molduras
al fuego de la mañana,
que tiñe las colgaduras
de rosa, violeta y grana.

El clarín, sólo en el monte,
canta al primer arrebol:
la gasa del horizonte
prende, de un aliento, el Sol.

¡Díganle al obispo ciego,
al viejo obispo de España
que venga, que venga luego,
a mi templo, a mi montaña!

de José Martí,
en Antología de la Literatura Hispanoamericana del Siglo XIX (Moreno Rodríguez, Ramón), Universidad Autónoma Metropolitana, 2010.

martes, 22 de diciembre de 2015

Para Aragón, en España...

Para Aragón, en España...

Para Aragón, en España,
tengo yo en mi corazón
un lugar todo Aragón,
franco, fiero, fiel, sin saña.

Si quiere un tonto saber
por qué lo tengo, le digo
que allí tuve un buen amigo,
que allí quise a una mujer.

Allá, en la vega florida,
la de la heroica defensa,
por mantener lo que piensa
juega la gente la vida.

Y si un alcalde lo aprieta
o lo enoja un rey cazurro,
calza la manta el baturro
y muere con su escopeta.

Quiero a la tierra amarilla
que baña el Ebro lodoso;
quiero el Pilar azuloso
de Lanuza y de Padilla.

Estimo a quien de un revés
echa por tierra a un tirano;
lo estimo si es un cubano,
lo estimo, si aragonés.

Amo los patios sombríos
con escaleras bordadas;
amo las naves calladas
y los conventos vacíos.

Amo la tierra florida,
musulmana o española,
donde rompió su corola
la poca flor de mi vida.

De José Martí,
en Las más bellas poesías para recitar, Zig-Zag, 1954.

jueves, 22 de enero de 2015

Al buen Pedro

Al buen Pedro

DICEN, buen Pedro, que de mí murmuras
Porque tras mis orejas el cabello
En crespas ondas su caudal levanta:
Diles, ¡bribón!, que mientras tú en festines,
En rubios caldos y en fragantes pomas,
Entre mancebas del astuto Norte,
De tus esclavos el sudor sangriento,
Torcido en oro, descuidado bebes,-
Pensativo, febril, pálido, grave,
Mi pan rebano en solitaria mesa
Pidiendo ¡oh triste! al aire sordo modo
De libertar de su infortunio al siervo
¡Y de tu infamia a ti! Y en estos lances,
Suéleme, Pedro, en la apretada bolsa
Faltar la monedilla que reclama
Con sus húmedas manos el barbero.

De José Martí,
en Obras Completas, Editorial de Ciencias Sociales, 1991.