Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
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martes, 10 de septiembre de 2019

Sebastián Acevedo

Sebastián Acevedo

Sólo veo al inmolado de Concepción que hizo humo
de su carne y ardió por Chile entero en las gradas
de la catedral frente a la tropa sin
pestañear, sin llorar, encendido y
estallado por un grisú que no es de este Mundo: sólo
veo al inmolado.
Sólo veo ahí llamear a Acevedo
por nosotros con decisión de varón, estricto
y justiciero, pino y
adobe, alumbrando el vuelo
de los desaparecidos a todo lo
aullante de la costa: sólo veo al inmolado.
Sólo veo la bandera alba de su camisa
arder hasta enrojecer las cuatro puntas
de la plaza, sólo a los tilos por
su ánima veo llorar un
nitrógeno áspero pidiendo a gritos al
cielo el rehallazgo de un toqui
que nos saque de esto: sólo veo al inmolado.
Sólo al Bío-Bío hondo, padre de las aguas, veo velar
al muerto: curandero
de nuestras heridas desde Arauco
a hoy, casi inmóvil en
su letargo ronco y
sagrado como el rehue, acarrear
las mutilaciones del remolino
de arena y sangre con cadáveres al
fondo, vaticinar
la resurrección: sólo veo al inmolado.
Sólo la mancha veo del amor que
nadie nunca podrá arrancar del cemento, lávenla o
no con aguarrás o sosa
cáustica, escobíllenla
con puntas de acero, líjenla
con uñas y balas, despíntenla, desmiéntanla
por todas las pantallas de
la mentira de norte a sur: sólo veo al inmolado.

de Gonzalo Rojas,
en http://www.poesiasolidariadelmundo.com/search/label/Gonzalo%20Rojas-%20Chile

jueves, 6 de junio de 2019

Sátira a la rima

Sátira a la rima

He comido con los burgueses
he bailado con los burgueses
con los más feroces burgueses,
en una casa de burgueses.

Los he palpado sus mujeres
y me he embriagado con su vino,
y he desnudado, bajo el vino,
sus semidesnudas mujeres.

He visto el asco en su raíz,
la obscenidad en su raíz,
la estupidez en su raíz,
y la vejez en su raíz.

La burguesía y la vejez
han bailado ante mí, desnudas;
las he visto bailar, desnudas,
olvidadas de su vejez.

Adentro del libertinaje,
los observé llorar de amor,
babear sin saber que el amor
se ríe del libertinaje.

Y me divertí con su miedo,
con su amarillo, sucio miedo,
con su miedo a morir de miedo,
pues no eran hombres sino miedo.

Miedo a perder su fe de plata
y, con ella, a perder la risa,
y, con la plata y con la risa,
a perder su placer de plata.

¿Pero qué saben del placer
de ser y estar en este mundo
los puercos que han tirado al mundo
su libidinoso placer?

¡Cómo comían, cómo, en verdad
mordían la presa, con qué
dientes rompían eso que
era su grasa, su verdad!

Se miraban unos a otros,
se tragaban unos a otros,
se medían unos a otros
para el zarpazo, unos y otros.

Atrincherados tras la mesa,
pude verlos tal como son:
cuál es su mundo, cuáles son
sus ideales: ¡la plata y la mesa!

¡Pensar que sus almas de cerdos
se van al cielo después de morir!
¡Y yo me tengo que morir
sin hartarme, como esos cerdos!

La comilona y la etiqueta,
el traje largo y el desnudo
me permitieron ver desnudo
al arribista de etiqueta.

¡Pobre arribista cretinizado
por su mujer y por su suegra!
¡Pobre arribismo, cuya suegra
es el confort cretinizado!

Toda la gama del arribismo
mostraba sus dientes de oro.
Pero vi una mujer de oro
arriba del mismo arribismo.

Esa mujer era el amor:
el verdadero, el loco amor,
el amor sin miedo. ¡El amor
que sólo vive del amor!

En todas partes sale el sol,
hasta en la boca del pantano.
La burguesía es el pantano,
y lo que amamos es el sol.

Por eso ya cruje el mundo.
Por eso ya viene otro mundo.
¡Por eso ya estalla otro mundo
al fondo ciego de este mundo!

Por eso pude ver tan claro
esa noche entre los burgueses,
y he comido con los burgueses,
y he bailado con los burgueses,
con los más feroces burgueses,
en una casa de burgueses.

de Gonzalo Rojas,
en Poesía armada, Agermanament, 1976.