Las palabras necesitan de un contexto histórico, político, social, cultural, económico y biográfico para significar. Exhorto a lxs lectorxs/militantes a realizar un viaje de conocimiento acerca de lugares, tiempos y autorxs para enriquecer la experiencia literaria que propongo en este espacio. Gracias.
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lunes, 4 de septiembre de 2023

MULATO

MULATO

Soy hijo tuyo, blanco.

Atardecer en Georgia
y los bosques de trementina.
Uno de los pilares del templo ha caído.

¿Tú hijo mío?
¡Güevo!

Luna en los bosques de trementina.
La noche del Sur
llena de estrellas,
grandes estrellas amarillas.

Jugosos cuerpos
de las hembras negras
negro morado
contra las cercas negras.
Oh, muchachito bastardo,
¿no es un cuerpo un juguete?

El perfume de los pinos pulsa el aire suave de la noche.

¿Qué vale el cuerpo de tu madre?

Plata de luna en donde quiera.

¿Qué vale el cuerpo de tu madre?

Penetrante perfume de pinos en el aire nocturno.

Una noche negra,
una alegría negra,
un niñito amarillo,
bastardo.

¡Tú no eres mi hermano!
El negro no es mi hermano.
Nunca.
El negro no es mi hermano.

La noche del Sur está llena de estrellas.
Grandes estrellas amarillas

Oh, dulces como la tierra,
los cuerpos negros como la noche,
dan a luz dulcemente

bastardos niños amarillos.

Vuélvete a la noche,
tú no eres blanco.

Brillan estrellas por donde quiera.
El perfume de los pinos en el aire nocturno.

Una noche negra,
una alegría negra.

¡Soy hijo tuyo, blanco!

Un niñito amarillo bastardo.

de Langston Hughes,
en Antología de la poesía norteamericana (Ernesto Cardenal Selección), Ministerio del Poder Popular para la Cultura / Fundación Editorial el perro y la rana, 2007.

domingo, 6 de agosto de 2023

EL DÍA QUE EL PÚBLICO SE ME LEVANTÓ Y POR QUÉ

EL DÍA QUE EL PÚBLICO SE ME LEVANTÓ Y POR
QUÉ
(8 de mayo de 1970, Coucher College, Maryland)

Así fue que sucedió:
después de la lectura de las antífonas de los salmos
y de la danza de lamentación delante del altar,
y de los dos poemas, “La vida en la guerra” y “¿Cómo
eran ellos?”
comencé mi diatriba
y dije:

Sí, está bien que nos hayamos reunido
en esta capilla para recordar
los estudiantes baleados en Kent State,

pero estemos bien ciertos que sabemos
nuestra reunión es una burla a menos que
recordemos también
a los estudiantes negros baleados en Orangeburg hace dos años,
y a Fred Hampton asesinado en su cama
por la policía hace sólo unos meses.

Y mientras hablaba, la gente
—muchachas, señoras, unos pocos hombres—
comenzaron a levantarse y a dar
la espalda al altar y a salir.

Y yo continué y dije:
Sí, está bien que recordemos
a todos estos, pero estemos bien ciertos
que sabemos que es hipocresía
pensar en ellos a menos
que hagamos nuestras acciones la honra a su memoria,
acciones de resistencia militante.

Para entonces las bancas estaban casi vacías
y yo me volví a mi puesto y un hombre se puso de pie
al fondo de la quieta capilla
(junto a las puertas abiertas de par en par,
donde se nos presentaba el verde de mayo, y las sombras largas
del comienzo de la tarde)
y dijo que mis palabras
habían profanado un lugar sagrado.

Y unos pocos días después
cuando otros estudiantes más (negros) fueron tirados
en Jackson, Mississippi,
nadie profanó la capilla de los blancos
porque para ellos nadie celebró ningún acto.

de Denise Levertov,
en Antología de la poesía norteamericana (Ernesto Cardenal Selección), Ministerio del Poder Popular para la Cultura / Fundación Editorial el perro y la rana, 2007.

sábado, 22 de julio de 2023

PORTERO

PORTERO

Tengo que decir
sí, señor,
todos los días.
Sí, señor,
¡sí, señor!,
¡todos los días!
Trepar una gran montaña empinada
de ¡sí, señores!

Rico viejo blanco,
dueño del mundo,
déme sus zapatos
a lustrar.

¡Sí, señor!

de Langston Hughes,
en Antología de la poesía norteamericana (Ernesto Cardenal Selección), Ministerio del Poder Popular para la Cultura / Fundación Editorial el perro y la rana, 2007.

martes, 7 de febrero de 2023

Soy bipolar...

Soy bipolar...

Soy bipolar; tengo un 80% de discapacidad
aceptado por la provincia.
Pero me declaro imputable.
A todos los efectos.
No soy testigo de mi ser; participo.

de Vicente Luy,
en Mucha, mucha poesía - Tres siglos de poesías y canciones, Cultura Argentina, Ministerio de Cultura, Presidencia de la Nación, S/F.

martes, 24 de enero de 2023

Cuando era pequeña mi abuela...

Cuando era pequeña mi abuela...

Cuando era pequeña mi abuela
la Negra me dijo:
a las visitas les escondo
tus fotos porque
me da vergüenza
la nieta gorda y
fea que tengo
Yo me sentí como un elefante
frente a una rata
y le entregué la canastita con comida
que hubiese envenenado
Cuando miro fotos de mi infancia
comprendo
todas las mías tienen luz
pero Negrita
sin flash salieron
tus fotos de lobo

de Verónica Viola Fischer,
en Mucha, mucha poesía - Tres siglos de poesías y canciones, Cultura Argentina, Ministerio de Cultura, Presidencia de la Nación, S/F.

lunes, 2 de enero de 2023

el niño profirió un insulto...

el niño profirió un insulto
no sabe qué significa
no sabe cuánto lastima
no comprende el alcance de sus actos
profirió un insulto
y fue escuchado

Por Félix Sánchez Durán.

domingo, 4 de diciembre de 2022

LIV

 LIV

Nosotros queremos,
tan solo,
con esperanza
humilde,
la plenitud eterna
de la rosa,
una suprema eternidad
de flor.

Mientras las casas de la noche
se cierran, una a una,
y la oscuridad se adentra
al hontanar
del alba,
nuestros ojos aprenden
de los más sensible dedos
de ciego,
a mirar y saber,
a comprender
con lento amor.

Así hemos recorrido
los ríos y las montañas,
la seca altiplanicie y las ciudades,
y dormimos cada sueño
de sus hombres.

Hemos estado con el viento
en el campo, en los bosques,
en el rumor de las hojas y las fuentes,
y ramos escribiendo
en esta piel tendida,
en un corazón oculto e inmortal,
poco a poco el nombre
de Sepharad

de Salvador Espriu,
en Una mano tomó la otra - Poemas para construir sueños (selección de Pedro Hilario Silva y otros), Comunidad de Madrid, 2004.

jueves, 7 de julio de 2022

sí, señora, lo sé...

sí, señora, lo sé
a mí también me gustaría tener sus modales
oler bien a toda hora
vestir adecuadamente a cada situación
usar ropas diferentes cada día
cerrar la boca al comer
las cuatro comidas que come usted con gallardía
poder manejarme con el por favor, gracias y de nada
con que consiguen esa atención exclusiva
a mí también me gustaría pronunciar bien su nombre
y su apellido
a mí también me gustaría
tener un vocabulario más amplio
saber escribir bien el nombre de los productos de limpieza
de quien ha llamado
entender bien la lista del supermercado
a mí también me gustaría conocer alguna sala de espera
de algún doctor de cartilla
y poder ir determinado día y horario
y no sólo a la salita
cuando el cuerpo me ha explotado
a mí también me gustaría
todo eso
pero tuve que aprender
cosas distintas

Por fsd.

sábado, 26 de marzo de 2022

América

América

Eres una gran hoguera
Tu crisol
De indios, negros, mestizos
Torturados
Ya no moldea más esclavos
Los estandartes se alzan
Pesados pero seguros
Aunque por ahora
Vayan
En los hombros de los muertos.

de Hugo Leyton,
en Escritos de la cárcel (la expresión poética de los presos políticos), Centro Integración Cultural, Vol.1, 1986.

martes, 25 de enero de 2022

Los genes australes

Los genes australes

I
Se nace con un ácido interior,
un ADN carcelario,
una larva o factor determinante
de colores y razas:
rubio o castaño el pelo,
roja o azul la sangre,
la piel casi mestiza, verde el iris,
marron glacé la vida,
gris acero la vida,
blanco roto la vida.
Lo innato es eso. El color y el pan,
la dirección, la brújula.
Lo natal son los túneles,
fuego y luz ulterior.
La oscuridad sucesiva. Lo negro.
Corre en las venas un paisaje.
El norte. El sur vital y geográfico
del mundo y sus monedas.

II
Yo tuve un gen de cal y siesta,
un patio con helechos,
un barrio en las afueras, dos familias,
un testamento de guerra civil.
Porque se heredan la sangre y los muertos,
se hereda lo amarillo.
Mi paisaje primero es un eclipse.
Córdoba como un puzzle,
la tumba de su río bajo el Puente Romano
–el peligro del puente–,
las calles sin horizonte de Córdoba
–la adolescencia mala sin plano ni horizonte–,
siempre el agua estancada de los árabes,
siempre el miedo al calor en las noches de agosto.
Y siempre la distancia y el exilio.

III
Navegar no es sinónimo de hundirse,
pero a veces los barcos se sumergen.
Me hice a la mar. Málaga es sólo mar,
un mar de azul profundo,
una marina en óleo sobre lienzo,
la costa de un turismo pobre
que llega al rompeolas de una ciudad fenicia.
Después, los territorios extranjeros.
Recuerdo el metro musical
de aquel Madrid en hora punta,
Lisboa ardiendo cuesta arriba,
los portugueses negros hablando con su acento
expulsado de la colonia.
Barcelona parece un Miró en blanco y negro.
Y Galicia es un barco en la tormenta,
bruma verde en la ría,
el catecismo de la lluvia,
el agua religiosa, el opio líquido
confundiéndose con el llanto.
Todo se ha perdido en el tiempo
como lágrimas en la lluvia,
y no vale ni dura más
que la vida de un replicante.

IV
Si me muevo, y vaya donde vaya,
siempre me bajo un poco más al sur,
me salgo de los límites correctos.
Porque tengo la brújula anímica
dañada de fiebre meridional.
Y la dirección rota y los genes australes.
Tengo africana
la rosa de los vientos.
Me tira el ser humano,
me quema el sur proletario y silvestre,
el grito de los desaparecidos,
la mano esclava de un niño explotado,
los ojos siervos de algún inocente,
la piel negra del Harlem
y la escoba del apartheid.
Me tiro y me sumerjo
en el sur rojo y amniótico de la sangre,
en los temblores de las fallas sísmicas,
en la pulposa humedad caribeña
y en la fábrica asiática de todo a cien.

V
El sur también existe, que dice Benedetti.
No sé si existo, pero si existo soy el sur.
Pienso, luego sur.
Estoy al sur de todo,
a la izquierda del norte judicial y becario,
de la caridad solidaria,
de la nieve que viaja en limusina,
del imperio nipón-germánico,
a la izquierda del verde cantábrico y bursátil.
Y sin botines.
No es verdad que están llenos los hoteles.
Al auténtico sur no llega nadie
ni se viene de vacaciones.
El sur no se visita.
El sur se lleva dentro como un órgano
y no tiene fronteras ni aeropuertos,
pues se expande como un big bang
y es un incendio inextinguible.

VI
Toda revolución pasa en el sur,
aunque tome un palacio de invierno en pleno octubre.
Todas las bombas caen en el sur,
aunque exploten en Serbia.
Porque el sur no es un punto cardinal,
sino un planeta viejo, quemado por el sol.
Y están en él los insurrectos todos,
con su astillero regulado y su aceite de oliva
de un grado de acidez –cada día más caro–,
cada niño con su patera,
con su coche italiano cada adulto,
y cada amor con su mentira
de perfume francés.

VII
El sureño es un hombre que por ejemplo va
al Banco Santander Central Hispano,
y cambia su salario anual, su ahorro,
y se da cuenta de que mil sudores
son tres euros y un dólar
con siete céntimos de yen.
Un hombre antártico no hace un crucero
por los fiordos noruegos porque
se le congela el sistema arterial.

VIII
El Inserso programa viajes y balnearios,
baños para la artrosis,
playas para la edad del pensionista,
mapas y rutas al centro-derecha
y tarjetas doradas con bastante descuento.
Porque la arruga es bella en fin de siglo.
Pero los pasajeros del Inserso no llegan
a fin de mes con la receta.
Sus hijos los asilan
por turnos en sus casas adosadas,
y los emplean de niñeros.
Una cierta economía doméstica,
un sistema de XXV años de paz.

IX
Es agrio el sur. Y tiene sabores a salitre
y a fresas inmaduras, pero es mío.
Indigna consultar los mapas
y hallarse siempre abajo.
Desconcierta nacer,
ir dejando los días al torrente imprevisto,
acostumbrarse al caos.
Y es que nunca se sabe.
Hay quien sale de un vientre
y acaba en una mina antipersonal.

De Isabel Pérez Montalbán,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.15, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

jueves, 20 de enero de 2022

Black and White

Black and White*

Si a La Habana
                    se la mira desde lejos,
es un paraíso,
                    un país como se debe.
Bajo las palmas,
                    en los lagos,
                                están los flamencos
                                                        en un solo pie.
Florecen colores
                        por todo El Vedado.
En La Habana
                    todo está dividido:
a los blancos,
                    dólares;
a los negros,
                nada.
Por eso,
            Willie
                    está con el cepillo en la puerta,
en la puerta
                de Henry Kley and Broock Limited.
Willie,
        en su vida
                    limpió mucho polvo,
                                                todo un bosque.
Por eso,
            Willie
                    tiene ya poco pelo,
por eso,
            Willie
                    tiene el vientre hundido.

Muy pocas son sus alegrías.
Seis horas para el sueño,
                                    y listo.

Si no,
        el inspector de impuestos del puerto
le quita una moneda al pobre negro.
¿Acaso se pueden salvar de esta mugre?
Únicamente si caminaran con la cabeza
juntarían más barro.
Los pelos son mil
                        y los pies,
                                     sólo dos.
Aquella vez,
                pasaba
                          por la vistosa calle Prado.
Suena y se enciende
                            el jazz.
Parece,
        de veras,
                    que es un paraíso
                                            La Habana.
Pero el cerebro de Willie
                                    tiene poca siembra,
                                                        pocas circunvoluciones.
Lo único que aprendió Willie,
más firme que las piedras del monumento a Maceo, es:
«El blanco
            como piña madura,
el negro,
            piña podrida.
El blanco
            hace trabajo blanco.
El negro,
            trabajo negro.»
Pocos problemas a Willie
                                    le metieron en la cabeza,
pero uno de ellos
                        era el más grave de todos.
Y cuando este problema
                                empezó a horadar la mente de Willie,
el cepillo
        caía de sus manos.
Y como a propósito,
                        en un momento así,
                                                    se acercó hacia él
el rey de los cigarros,
                            Henry Kley.
Llegó más blanco
                        que una nube.
el más solemne de los reyes
                                    el rey del azúcar blanco.
El negro
            se acercó a la mole blanca y le dijo:
«I beg your pardon, mister Bregg:
                                                ¿Por qué el azúcar
                                                                        blanco-blanco
lo debe hacer
                    el negro-negro?
El cigarro negro
                    no le queda bien a usted
Le quedaría mejor
                        a un negro
                                    de piel negra.
Y si usted
            gusta del café con azúcar,
haga el favor
                de prepararlo solo.»

La pregunta tiene sus consecuencias.
El rey,
        de blanco se vuelve amarillo.
Se da vuelta el rey
                        y de un golpe
                                        le arrojó los guantes.

Florecían alrededor
                            los prodigios de la botánica.
Los plátanos
                tejían su verde red.
Se limpió el negro,
                        en sus pantalones blancos,
las manos,
            y la sangre de la nariz.
Rezongó el negro,
                        con ojos de fuego,
levantó el cepillo,
                    con una mano,
                                        y se fue.
¿De dónde podía saber el negro
                                            que con esa pregunta
debía dirigirse a la lejana ciudad de Moscú?

de Vladimir Mayakovski,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.59, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.
*Escrito en La Habana el 5 de agosto de 1925.

miércoles, 24 de noviembre de 2021

lunes, 18 de octubre de 2021

Adivinanzas

Adivinanzas

En los dientes, la mañana,
y la noche en el pellejo.
¿Quién será, quién no será?
-El negro.

Con ser hembra y no ser bella,
harás lo que ella te mande.
¿Quién será, quién no será?
-El hambre.

Esclava de los esclavos,
y con los dueños, tirana.
¿Quién será, quién no será?
-La caña.

Escándalo de una mano
que nunca ignora la otra.
¿Quién será, quién no será?
-La limosna.

Un hombre que está llorando
con la risa que aprendió.
¿Quién será, quién no será?
-Yo.

De Nicolás Guillén,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.22, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2013.

lunes, 11 de octubre de 2021

Incidente

Incidente

Paseando una vez por la vieja Baltimore,
el corazón y la cabeza plenos de alegría,
noté que un muchacho
fijaba su mirada sobre mí.

Yo tenía ocho años y era muy pequeño;
él no era mucho mayor
así que sonreí, pero me sacó
la lengua y me llamó «Negro».

Recorrí todo Baltimore
desde mayo hasta diciembre.
De todas las cosas que allí sucedieron
eso es todo lo que recuerdo.

de Countee Cullen,
en Poesía social y revolucionaria del siglo XX (selección de Jorge Brega), Editorial Agora, 2012.

viernes, 3 de septiembre de 2021

Los tanteros

 Los tanteros

Sólo un hato de negros
descargados en el campo,
arando, plantando, segando,
para hacer que el algodón rinda.
Cuando el algodón es recogido
y el trabajo terminado
el patrón toma el dinero
y nosotros no recibimos nada,
nos deja hambrientos, andrajosos
como estábamos antes.
Los años van y vienen
y nosotros somos nada más
que un hato de negros
descargados en el campo
arando la vida entera
para hacer que el algodón rinda.

de Langston Hughes,
en Poesía social y revolucionaria del siglo XX (selección de Jorge Brega), Editorial Agora, 2012.

lunes, 23 de agosto de 2021

Patria del rubio metal...

  Patria del rubio metal,
del oro diablo amarillo,
país del yunque y del martillo
y patria del mineral,
Norteamérica es genial
en el arte de la guerra,
es marca en candente yerra,
que ha de surgir y arrastrar
como flagelo del mar,
como azote de la tierra.

Por sobre sus fundiciones
el organismo mecánico,
sobre el armazón titánico
de remaches y bulones,
se alzan como dos tendones
dos banderas de ideal,
dos gestos de alta moral
con un amor espartaco,
dos nombres, Vanzetti y Sacco,
que irán al sillón fatal.

de Julián Martín Castro,
en https://campodemaniobras.blogspot.com/search/label/Poes%C3%ADa%20anarquista (6/12/20).

domingo, 4 de julio de 2021

Así

Así

Como se planta una palmera en el desierto.
Como mi madre imprime, sobre mi dura frente, un beso.
Como mi padre quítase la capa beduina
y deletrea las letras a mi hermano.
Como arroja los cascos de guerra un pelotón.
Como el tallo de trigo se alza en la tierra estéril.
Como ríe una estrella al enamorado.
Como seca una brisa el rostro fatigado del obrero.
Como entre nubarrones se levanta una fábrica, soberbia.
Como un grupo de amigos comienza a cantar.
Como un extraño a otro sonríe afectuosamente.
Como un pájaro torna al nido del amado.
Como un muchacho lleva su cartera.
Como el desierto nota la fertilidad.
¡Así pulsa en mi alma el arabismo!

de Samih al-Qasim,
en Entre los Poetas Míos... - Colección Antológica de Poesía Social Vol.124, Biblioteca Virtual Omegalfa, 2018. 

miércoles, 23 de junio de 2021

Lynch

Lynch

Lynch de Alabama.
Rabo en forma de látigo
y pezuñas terciarias.
Suele manifestarse
con una gran cruz en llamas.
Se alimenta de negros, sogas,
fuego, sangre, clavos,
alquitrán.

                     Capturado
junto a una horca. Macho.
Castrado.
de Nicolás Guillén,
en Poesía social y revolucionaria del siglo XX (selección de Jorge Brega), Editorial Agora, 2012.

martes, 18 de mayo de 2021

Extraño fruto

  Extraño fruto

Los árboles del sur dan un fruto extraño.
Sangre en las hojas y sangre en la raíz.
Cuerpos negros meciéndose en la brisa.
Un extraño fruto cuelga de los álamos.

Escena bucólica del galante sur.
Los ojos saltones, la boca deformada,
perfume de magnolias, dulce y fresco,
y el repentino olor a carne quemada.

Es un fruto que los cuervos picotean,
la lluvia macera, el viento orea,
el sol descompone y el árbol deja caer.
He aquí una extraña y amarga cosecha.

de Lewis Allan,
en Poesía social y revolucionaria del siglo XX (selección de Jorge Brega), Editorial Agora, 2012.