Las dos caras de una baldosa
Ingenuamente,
Las sombras
Quisieron extirpar
Las baldosas
De la plaza
De las Madres
De Plaza de Mayo.
Ingenuamente,
Y torpemente,
Pensaron que podrían.
No pudieron los obreros
Arrancar esos pañuelos
Que profundas raíces
Supieron desplegar.
¡No podrán!
Necesitarán
Un cirujano cardiovascular...
30.000 cirujanos más.
Allí hay corazones latiendo;
Ni rocas ni cemento.
La historia
No es fácil de arrancar.
*
Sepan, igualmente,
Que no necesitamos
Un altar
Para recordar.
Los descorazonados,
Los mentecatos,
Lloran por baldosas;
Nosotros,
Por algo más.
Por Félix Sánchez Durán.
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