Cobardes II
En un terraplén de flores olvidadas
Una joven pierde toda esperanza.
Sus gritos no encuentran la vida,
Mientras cobardes no salen de caza.
Cuervo, te deseo la muerte. Joven, descansa.
Lobo, cómete a los tres chanchitos
Que por cuidado a tantos gritos
Temerosos se ocultaron en sus casas.
¡Oh, Dios de los truenos y de las venganzas!
Destierra de tu cielo a las bestias que atacan
A jóvenes inocentes desde sus entrañas.
¡Oh, Dios de la muerte y de las hazañas!
No aceptes a tu lado a los cobardes que no salen
Por temor a las bestias y se esconden en sus
casas.
Por Félix Sánchez Durán
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